Desde la primera infancia, los niños aprenden a partir de experiencias directas: exploración, manipulación, entre otras. El proceso de aprendizaje se produce al integrar la información recopilada de dichas experiencias a su propio conocimiento del mundo, estructurando ideas y conceptos que lo lleven a comprender el entorno en el que se desenvuelve. Esta naturaleza inicial del aprendizaje permite a los niños establecer significados, crear relaciones conceptuales, establecer modelos oracionales, entre otras habilidades que constituyen el contenido básico del lenguaje.

El aprendizaje que desarrollan los niños a partir del juego, adquiere sentido en espacios de interacción social. La integración de estos contenidos al contexto social genera mayores oportunidades de desarrollar el lenguaje, considerando la motivación que le produce formar parte de un grupo recíproco de interacción.

La aplicación de estrategias lúdicas en el aula permite generar situaciones para estimular, corregir y modelar el lenguaje en un ambiente natural que no enfatice en los errores y que por el contrario motive al niño a perseverar en la optimización del desarrollo del mismo.

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¿Qué estrategias lúdicas pueden utilizarse en el aula para el desarrollo del lenguaje?

A nivel general se identifican las siguientes:

• Aquellas que estén orientadas a manipular el ambiente de interacción para motivar la comunicación, tales como generar situaciones en las que, naturalmente, el niño deba comunicarse: comentar, preguntar, explicar y/o describir. Estas estrategias están enfocadas en la adaptación del contexto y situaciones cotidianas.
• Aquellas que adapten actividades lúdicas tradicionales para generar situaciones que estimulen el lenguaje; por ejemplo, un juego de mesa, en el que la maestra realice preguntas o comentarios que permitan al niño la correcta utilización de los tiempos verbales, creación de conceptos, el desarrollo de la conciencia fonológica, entre otros.

¿Qué resultados se esperan del uso de dichas estrategias lúdicas?

Como principal resultado se observa que la utilización de estrategias lúdicas permite enriquecer el lenguaje de manera natural, en situaciones reales, mediante interacciones reales, persiguiendo objetivos lingüísticos específicos que se integren de forma natural al contexto del juego, y que posibiliten la generalización de habilidades lingüísticas en contextos naturales y variados.

¿En qué difiere el uso de estrategias lúdicas al aprendizaje tradicional?

Las estrategias permiten a los maestros no hacer del desarrollo del lenguaje una situación totalmente formal, tanto para la repetición como para la elaboración. Por el contrario, mediante el uso de dichas estrategias se buscan situaciones espontáneas, entendiendo que el lenguaje es una elaboración dinámica que no se produce a partir de una regla exacta, sino que se genera a partir de situaciones naturales.

¿El uso de estrategias lúdicas favorece al clima en el aula?

Sí, porque tanto para niños con un desarrollo regular, como para aquellos que requieran estimulación, el interactuar en un ambiente natural de aprendizaje representa una oportunidad altamente motivante. Las actividades lúdicas generan mayor compromiso de aprendizaje y promueven una interacción social que favorece al logro de los objetivos académicos y a la formación personal de cada niño en un contexto real. Debido a lo real de las interacciones, estas llevan una carga afectiva y de disfrute que fortalece los vínculos maestra-alumno y de los niños con sus pares.

El uso de las referidas estrategias no solo permitirá observar resultados en el aprendizaje, sino que constituirá un recurso fundamental para gestionar situaciones sociales de manera saludable, dinámica y significativa para los alumnos.

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