El trastorno del espectro autista (TEA) es una alteración del neurodesarrollo de origen neurobiológico que se inicia en la infancia y que afecta el desarrollo de la comunicación social y de la conducta, con la presencia de comportamientos e intereses repetitivos y restringidos (Hervás y Maraver, 2020). Si bien estas áreas están afectadas en los niños con TEA, dicho compromiso no es lineal ni igual en ellos, por el contrario existirá diferentes formas de expresarse. Por ello, los apoyos y terapias deberán abordar la necesidad individual no existiendo un “paquete único” de terapias para todos los niños dentro del espectro. En los últimos años se han propuesto diferentes intervenciones algunas con más evidencia científica que otras, siendo importante, dentro del abordaje, considerar el desarrollo actual del menor en las habilidades relacionadas al TEA, la edad y las posibles comorbilidades (alteración en el lenguaje, afectación cognitiva y otras que aparecerán según el niño vaya creciendo). Es por ello la importancia de la reevaluación constante de un equipo de profesionales para ir observando su desarrollo y evolución. Si bien las investigaciones nos mencionan que las intervenciones basadas en el modelo de análisis de comportamiento aplicado (ABA) y en la enseñanza naturalista tiene un efecto positivo en el desarrollo de conductas adaptativas en los niños con TEA, también juega un rol importante la familia y la frecuencia en que se den dichas terapias (Flujas, Chávez & Gómez, 2023). Es por ello que actualmente las intervenciones conductuales guiadas por el desarrollo en contextos naturales (NDBI) buscan diseñar objetivos individualizados, considerando la participación de los padres, los intereses del niño y la organización de espacios. (Valdez, 2024).
En el caso de los niños con TEA de leve afectación, al entrar a la etapa escolar los retos sociales van siendo mayores, debido a esto, se hace importante, además de trabajar aspectos lingüísticos y comunicativos, desarrollar competencias sociales y adaptativas con el fin de poder incluirse con sus pares, siempre respetando su condición. He aquí que parte una duda de las familias ¿Cómo potenciar dichas habilidades sociales y adaptativas?
Describiremos a continuación algunas terapias que los padres solicitan para mejorar estas habilidades.
Actualmente hay una tendencia de buscar “Terapias en teoría de la mente” y “terapias en cognición social”, Ortega y Tirapú explican la cognición social como los Procesos que nos permiten percibir, evaluar y responder ante una situación, no solo valorando las propias impresiones, sino también infiriendo las opiniones, creencias o intenciones de los demás y respondiendo, por tanto, en consecuencia. (2012). Por otro lado, “La teoría de la mente”(ToM) es entendida como la capacidad que nos permite hacer inferencias sobre los estados mentales de las demás personas, es decir, que gracias a esta teoría de la mente se desarrolla, entre otras cosas, la empatía, el altruismo y la adaptación del discurso al interlocutor. Riviere y Núñez (2008).
Si analizamos estos 2 conceptos (cognición social y teoría de la mente), entendemos que, las personas con TEA, por sí solas no podrían evolucionar las conductas que esperamos, pero si son parte de programas que trabajan las competencias sociales enfocadas en el desarrollo de conductas adaptativas, lo podrán obtener. Algo tal vez más importante será respetar los procesos de la intervención considerando los niveles de aprendizaje para el desarrollo de dichas habilidades (Canales y Barreto, 2019):
Finalmente, más allá del nombre de la “terapia” que puedan llevar los niños para estas competencias, deberá seguir estos niveles de aprendizaje con objetivos personalizados buscando siempre la generalización de las habilidades en los diferentes contextos.
Desde la unidad de alteraciones del desarrollo (UDAD) del CPAL la intervención en competencias sociales, tiene como objetivo el desarrollo de conductas adaptativas, de autovalimiento y de habilidades sociales; donde tanto la teoría de la mente, la cognición social, el desarrollo de habilidades pragmáticas, y otras, serán los insumos para desarrollar esas habilidades externas que se utilizan para navegar e interactuar dentro de ese mundo social.
Referencias bibliográficas: