Se entiende por prevención, toda acción que se realiza con la finalidad de mitigar la presencia de un evento. Estas acciones se orientan hacia dos objetivos complementarios: reducir los factores de riesgo e incentivar las fortalezas.
También es importante recordar que las Dificultades Especificas de Aprendizaje están relacionadas a los problemas que presenta el niño durante la adquisición y el dominio de las habilidades de la lectura, escritura y matemáticas. Sin embargo, se cometería un gran error si se piensa que la “adquisición” sucede cuando se da inicio a la enseñanza formal de las habilidades antes mencionadas. Existen diversas investigaciones que confirman la importancia del desarrollo de los facilitadores y predictores de la lectoescritura y la habilidad matemática en edades tempranas.
Sobre ello, es importante diferenciar claramente estos conceptos. Los “facilitadores” son acciones, habilidades y circunstancias que “hacen más fácil” una tarea; mientras que los “predictores” son, principalmente, habilidades que “predicen” el éxito en la realización de una tarea. Esto implica que, aunque la influencia de los facilitadores es muy importante, son los predictores los que influyen directamente en el éxito del aprendizaje.
Es por ello, que una adecuada identificación de los niños que presentan dificultades en el desarrollo de los predictores, permitirá una intervención temprana que trabaje de manera específica sus debilidades.
A continuación, se presenta una breve explicación de los principales predictores del aprendizaje de la lectoescritura y la habilidad matemática. Cabe mencionar que existen diversas propuestas en cuanto a su selección. Sin embargo, en base a la revisión de distintos autores y nuestra experiencia profesional hemos elegido los siguientes.
En cuanto a los predictores de la lectoescritura se considera a la conciencia fonológica, el conocimiento alfabético, la velocidad de denominación y el desarrollo del lenguaje oral.
De ellos, la conciencia fonológica ha demostrado ser el predictor con mayor impacto. Ya que permite al niño manipular el lenguaje escrito a través de sus unidades mínimas (palabra, sílaba y fonema). Entre las principales actividades para su desarrollo tenemos la sensibilidad fonológica (juegos verbales y rimas), conciencia fonológica analítica (segmentación, omisión y sustitución) y conciencia fonológica sintética (unión y adición).
Por su parte, el conocimiento alfabético permite al niño conocer el nombre y, principalmente, el sonido de cada letra, impactando en el desarrollo del principio alfabético. La velocidad de denominación permite la rápida recuperación de la información almacenada y tiene un impacto en el futuro rendimiento de la velocidad lectora. Mientras que, un adecuado desarrollo del lenguaje oral mejora la comprensión futura de información escrita.
En relación a los predictores de la habilidad matemática, estos están relacionados al desarrollo del sistema numérico informal, a través del desarrollo del concepto de número (correspondencia, seriación, clasificación, conservación, cardinalidad y comparación), el conteo y las habilidades numéricas tempranas.
Es fundamental que las actividades que desarrollan los predictores de la lectoescritura y matemática, sean explícitas, sistemáticas y motivadoras.
Palazón (2022), comenta que una detección tardía puede tener consecuencias en la etapa escolar, pues sino se interviene la brecha entre el rendimiento esperado y el rendimiento actual del niño se hace cada vez más grande. Considerar que las dificultades no abordadas en los primeros años de la escolaridad, se mantienen hasta la adolescencia.
El efecto de una intervención que busca mejorar la decodificación (precisión lectora) será menor, cuanto más tarde en iniciarse.
Los antiguos modelos de detección de las dificultades de aprendizaje que proponían esperar hasta que la brecha sea significativa para iniciar una intervención, han sido reemplazados científicamente por modelos que apuestan por la prevención e intervención temprana.
Para finalizar, recordar que “Un gramo de prevención temprana es mejor que un kilo de diagnóstico e intervención tardía”. (Catts y Hogan: 2021)
Bibliografía: