La Timpanometría es particularmente necesaria por que muchas veces los niños no son capaces de manifestar malestar o dolor por problemas relacionados al oído. Por ello, esta y otras pruebas objetivas son un importante complemento para el diagnóstico auditivo.
La timpanometría es una prueba auditiva simple y no invasiva, utilizada para estudiar de forma objetiva el estado del oído medio; la movilidad de la membrana timpánica y los huesecillos; así como el volumen del canal auditivo externo. Es importante que antes de realizarla, hagamos una otoscopía, para asegurarnos que no exista una perforación timpánica o algún objeto extraño en el canal que impida realizar la prueba.
La evaluación del oído medio debe realizarse previa a las pruebas diagnósticas, como la audiometría tonal o el potencial evocado de tronco cerebral, esto nos asegurará que no existan interferencias en la trasmisión del sonido, a nivel de oído medio, para una correcta medición del nivel de audición.
En la infancia, existe una especial importancia en esta prueba, debido a la alta incidencia de otitis media, sobre todo durante los dos primeros años de vida. Además, los niños no son capaces de manifestar su malestar, dolor o baja temporal de audición cuando el oído medio se encuentra ocupado, por lo que este tipo de pruebas objetivas, son un importante complemento para el diagnóstico auditivo.
En niños grandes y adultos, la timpanometría debe tomarse para confirmar, de manera objetiva, procesos de otitis media. Así mismo, repetirse luego del tratamiento médico, para estar seguros, que la otitis media fue superada.
La interpretación de las curvas que arroje la timpanometría, no debe realizarse de forma aislada, sino en combinación con lo que se observe en la otoscopía y los datos de la historia clínica. Recordando siempre, que una sola prueba no nos da un diagnóstico, sino el conjunto de ellas.