La otitis media es una infección o inflamación del oído medio, generalmente causada por una bacteria. Cualquier persona puede tener una infección de oído, pero es más común que esta se de en los niños. Se sabe que cinco de cada seis niños tienen por lo menos una otitis media antes de cumplir los tres años de edad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la razón más común por la cual los padres llevan a sus hijos al médico. También sabemos que, de 25 a 40% de las visitas pediátricas en menores de cinco años son por otitis media aguda, mientras que en la edad adulta este padecimiento es raro.
Hay estudios que indican que 80% de los preescolares menores de tres años han tenido cuando menos un episodio de otitis media, y que aproximadamente 46%, tres o más episodios; se menciona que mientras más temprana es la presentación del episodio, existe un mayor riesgo de padecer otitis media crónica o recurrente.
En cuanto a las estaciones del año, prácticamente todos los estudios al respecto hacen referencia a que hay una mayor incidencia durante el otoño y el invierno.
Pero, ¿por qué los niños son más propensos a las infecciones de oído medio?, existen dos razones principales, primero, los niños tienen la Trompa de Eustaquio más corta y más recta que los adultos, lo cual dificulta el drenaje de líquido hacia afuera del oído, aún en condiciones normales. Si la Trompa de Eustaquio se inflama o se bloquea con mucosa, debido a un resfriado común u otra enfermedad respiratoria, el líquido no puede drenar, segundo el sistema inmunológico de los niños no es tan efectivo como el de los adultos porque está en etapa de desarrollo, por lo que al niño se le dificulta luchar contra las infecciones.
Y, ¿Cómo se debe realizar el diagnóstico de otitis media? Este debe incluir una adecuada historia clínica y un examen físico completo. Se debe realizar una otoscopía para asegurarnos que el conducto auditivo externo se encuentre libre para visualizar correctamente la membrana timpánica y valorar su movilidad y coloración. La otitis media aguda se manifiesta clínicamente con retracción, disminución del reflejo luminoso e hipomovilidad de la membrana timpánica. La membrana timpánica, se encuentra hiperémica, abombada y turbia. En un estado avanzado de inflamación puede haber ruptura de la membrana timpánica. Luego de la otoscopía, debe realizarse la timpanometría para identificar diferencias en la presión dentro y fuera del oído y confirmar la presencia de líquido.
El tratamiento debe ser dado por el otorrino o pediatra, quien deberá valorar los resultados de los estudios realizados. Este recetará los antibióticos pertinentes para cada paciente. En ocasiones, cuando la infección no sede con los medicamentos administrados, o la otitis es recurrente, el médico podrá optar por un tratamiento quirúrgico como los tubos de ventilación
La otitis media en la infancia, sobre todo cuando es recurrente, puede presentar una serie de secuelas, algunas temporales, otras definitivas. La más común es la pérdida auditiva temporal. Esta baja de audición, a su vez van a generar déficit en el desarrollo del lenguaje. Se ha demostrado que los niños evidencian alteraciones en la percepción del lenguaje, lo que toma tiempo en normalizarse y en ocasiones requieren terapias de lenguaje. Podemos observar problema en el ámbito social y emocional, así como dificultades en el procesamiento auditivo a mediano plazo.
La mayoría de las infecciones del oído se presentan cuando los niños todavía no saben hablar, por lo que es difícil para los padres darse cuenta que la presentan, incluso en niños que ya pueden hablar muchas veces es asintomática. Sin embargo, si el niño tiene signos como: llevarse la mano a la oreja, se siente molesto y llora, tiene problemas para dormir, tiene fiebre (especialmente en bebés y en niños pequeños), está drenando líquido del oído y/o tiene problemas al escuchar o responder a intensidades bajas que normalmente sí respondía, podemos sospechar de una otitis media.
La mejor manera de evitar las infecciones del oído medio es reduciendo los factores de riesgo asociados a ellas. Éstas son algunas cosas que puede hacer para disminuir el riesgo de que su hijo tenga infecciones de oído:
- Vacune a su hijo contra la influenza una vez al año.
- Vacune a su hijo con la vacuna neumocócica
- Lávese las manos frecuentemente. El lavado frecuente de las manos evita que los gérmenes se transmitan y que su hijo tenga resfriados o gripe.
- Evite exponer a su bebé al humo del tabaco. Los estudios realizados demuestran que los bebés que están cerca del humo de los fumadores tienen más infecciones del oído.
- Nunca acueste a su bebé a dormir una siesta, o en la noche, con el biberón.
- No permita que los niños que están enfermos pasen tiempo juntos. Si su hijo está enfermo, evite en lo posible que esté en contacto con otros niños que también están enfermos.