El departamento de psicología te brinda algunas recomendaciones para poder sobrellevar el fin del confinamiento.
1. ¿Qué se sentirá salir nuevamente a las calles?
Con el fin de la cuarentena, se habla actualmente del “Síndrome de la cabaña” entendido como el conjunto de reacciones psicofisiológicas que las personas padecen debido al cambio de entorno luego de un tiempo largo de encierro.
Algunas de sus características son:
Alteraciones en el sueño.
Cansancio.
Problemas de concentración.
Sentir miedo, ansiedad y preocupación; emociones que se dan frente a un posible peligro con la finalidad de protegernos.
2. Al salir de casa, tendremos algunos pensamientos y expresiones recurrentes:
“Papá no salgas, te vas a contagiar”
“Si salimos vamos a morir, el bichito nos puede matar”
“Raúl tosió en el parque, cerca de nosotras… ¡Ya nos contagió!”
“Me duele la garganta y tengo dolor de cabeza, creo que tengo Covid”.
“Nunca voy a poder salir de mi casa, todos tienen el virus”.
3. ¿Cuáles serán los verdaderos desafíos al finalizar el confinamiento?
Al finalizar el confinamiento, nos enfrentamos, tanto niños como adultos a diversos desafíos como:
Adaptarse a una nueva normalidad que nos genera incertidumbre y ansiedad.
El uso permanente de la mascarilla en la calle
Mantener la distancia, incluso de nuestros amigos y seres queridos.
Evitar tocar diferentes superficies y recordar no tocarse la cara.
Encontrarse con personas que no cumplen con las reglas de bioseguridad
Algunos niños continuarán recibiendo clases virtuales sin el apoyo de los padres, que salen al trabajo.
Enfrentar el miedo a que un miembro de la familia salga a la calle por trabajo.
4. ¿Qué hacer frente al miedo del post confinamiento?
Anticipar a nuestros hijos que al salir a la calle, vamos a encontrar cambios en las personas (uso de mascarillas, otros protectores) y en los lugares que visitaban (parques o juegos clausurados, etc.)
Explicarles de manera clara y concreta lo que se puede y no se puede hacer, y por qué. Emplear títeres, videos, imágenes cuando sea necesario.
Tomarse el tiempo para escuchar las preguntas de nuestros hijos, respondiendo con veracidad; recordando que un “no sé”, “vamos a ver” es también una opción de respuesta en esta época de incertidumbre.
Aceptar sus temores, inseguridades o resistencias a salir, comentándoles comprensivamente que son esperables en esta nueva etapa.
Darle confianza y seguridad demostrándole que estamos haciendo todo lo posible para protegernos.
Si sus hijos tienen muchas resistencias, no obligarlos. En todos los casos, tratar que las salidas sean paulatinas, a lugares muy cercanos con poca gente.
Recordar que el adulto es el principal modelo de autocuidado.
Identifiquemos y reconozcamos nuestros temores y preocupaciones, compartiéndolos con personas cercanas y realizando actividades que nos relajen.
Consideremos que cuando no logramos alivio y estos sentimientos son duraderos y muy intensos, es necesario buscar ayuda de un profesional de la salud mental.