La escuela es un espacio donde los estudiantes adquieren experiencias, conocimientos, y desarrollan habilidades para lograr competencias que les faciliten convertirse en ciudadanos globales.
El maestro desempeña un papel crucial como agente de cambio en la formación integral de niñas y niños. Frecuentemente, es la primera persona que identifica características, comportamientos o actitudes que pueden obstaculizar el rendimiento del estudiante, es el que se comunica con los padres para abordar estas dificultades y juntos lograr un aprendizaje efectivo.
En este marco, la psicomotricidad surge como una disciplina que integra diversas estrategias para la evaluación y atención de niños y niñas con dificultades o retrasos en su desarrollo psicomotor a fin de diseñar alternativas que garanticen su rehabilitación, aprendizaje y bienestar.
La labor del profesional psicomotricista es fundamental para evaluar las dificultades o retrasos en el desarrollo psicomotor infantil para ello leva a cabo entrevistas a los padres y realiza observaciones detalladas del niño o niña a través de la aplicación de escalas de desarrollo estandarizadas que proporcionan resultados concretos.
Durante este proceso de evaluación, el psicomotricista presta especial atención al contexto en el que se presentan las dificultades e identifica el nivel de desarrollo del niño o niña, basándose en los principios de unicidad y globalidad para comprender sus potencialidades y debilidades respetando la singularidad, la individualidad y la historicidad de la organización funcional de cada niño o niña (Mila,2003). El estudio, antecedentes y análisis de los movimientos permite intervenciones precisas a nivel de promoción, prevención, pedagogía y terapia.
La intervención o abordaje psicomotriz se orienta a lograr el equilibrio entre los movimientos corporales, el desarrollo cognitivo y afectivo del niño o niña para promover su salud física y mental: cuando domina sus movimientos logra construirse y comunicarse con los demás alcanza el desempeño esperado. El movimiento autónomo, el juego, la crianza y el entorno tienen un impacto positivo en el desarrollo integral y se manifiesta en los procesos fundamentales de aprendizaje y socialización.
En la praxis psicomotriz el niño o niña descubre su mundo interior y exterior. Al experimentar aprende a regular su cuerpo en relación consigo mismo y con los demás, desarrolla habilidades motoras, cognitivas y sociales para lograr interactuar con su entorno.
Entre los atributos de la psicomotricidad destacan:
El psicomotricista, en su rol de especialista, acompaña al niño o niña, a la familia y al maestro en la sala de psicomotricidad, fomentando el desarrollo armónico a través de diversas actividades y la adecuada utilización del espacio y materiales disponibles. Promueve el desarrollo armónico de ejercicios, la disponibilidad hacia las actividades gráficas, manipulativas y la organización de la actividad con respecto a la utilización de los materiales y secuencias en los espacios y tiempos (momentos, pausa, escucha, etc).
Asimismo impulsa la organización y reconocimiento durante la exploración de variadas direcciones: orienta el uso del espacio personal y gráfico, así como la regulación y dominio del ajuste postural en situaciones estáticas y dinámicas. Además trabaja la coordinación óculo-manual y la integración de ambos hemicuerpos durante la actividad.
La psicomotricidad como disciplina, integra y se instituye por el movimiento, la cognición y la afectividad de las personas. La calidad de la intervención y la evolución completa del niño o niña, se soporta en el apoyo de la familia y el maestro.
Por ello en CPAL se abordan las dificultades o retrasos en el desarrollo psicomotor del niño o niña de manera articulada entre la familia, escuela y psicomotricidad a fin de garantizar una intervención eficaz y significativa.
Referencias bibliográficas