La composición escrita no funciona como un momento de epifanía en el escritor, sino que es el resultado de un proceso de coordinación de tareas que se entrelazan para un resultado final. Los grandes escritores no presentaron las primeras versiones de sus obras, sino que estas atravesaron múltiples tamices para que llegaran a convertirse en grandes libros.
La escritura resulta, entonces, una tarea compleja que incluye el adecuar lo escrito al contexto, organizar información y escribirla en oraciones coherentes y cohesionadas, y emplear las normas ortográficas de forma adecuada.
Muchos pueden pasar horas frente a una hoja en blanco sin poder empezar una oración, lo cual genera frustración y desánimo. Pero si tomamos en cuenta algunos pasos, podemos lograr esta tarea con éxito y, además, descubrir el gusto por escribir.
En el Colegio Antares, reconocemos la importancia de la lectura en el proceso de la escritura. En ese sentido, el estudiante es preparado para usar las estrategias de comprensión lectora necesarias para analizar un texto que le servirá para la producción.
Cuando guiamos a nuestros alumnos por el camino de la producción de textos, se pone énfasis al enfoque del proceso, es decir, buscamos que los estudiantes dominen el proceso de composición de textos: búsqueda y análisis de información sobre lo que se va a escribir, plantear ideas, planificar mediante esquemas, realizar un borrador, corregir y editar un texto.
Nuestro objetivo principal es romper el mito de que escribir es solo rellenar con palabras u oraciones una hoja en blanco; ellos deben entender que las lecturas a las cuales se enfrentan en sus clases antes fueron un borrador y que sus autores realizaron todo el proceso de planificación, redacción y edición de su texto previamente a la publicación. Es en este contexto (del proceso) en que enseñamos las habilidades correspondientes para trabajar con las palabras que usarán (vocabulario, ortografía y gramática) y las ideas (coherencia y cohesión) que constituirán el texto en cuestión.