Artículos

Aprendizaje

Separación de los padres: ¿cómo apoyo a mi hijo?

Fecha: 27 JUNIO 2019

Cuando uno forma una familia espera que sea para toda la vida, sin embargo, ocurren situaciones que nos llevan a tomar la difícil decisión de separarnos. Frente a esta situación, como padres nos preguntamos de qué manera afectará a nuestros hijos y qué podemos hacer nosotros para aminorar el impacto de dicha decisión.

Autor: Claudia Combe Vega, Departamento Psicopedagógico del Colegio Antares - CPAL

La familia es un contexto social privilegiado para brindar condiciones importantes que favorezcan a sus integrantes, sobre todo en los hijos, el desarrollo de su bienestar y autonomía, en todos los niveles. Además de los cuidados físicos, la familia proporciona el desarrollo afectivo donde un bebé, que es un ser biológico netamente, se transforme en un ser biopsicosocial.

En tiempos actuales, circunstancias de la vida pueden poner a prueba el desarrollo de esta necesidad inicial de seguridad o estabilidad afectiva, viéndose amenazada, por ejemplo, ante un divorcio o una separación pues la primera percepción frente a dichos cambios es la ruptura  del grupo familiar. En estas circunstancias, el mundo afectivo del niño se ve movilizado por la pérdida o ausencia de uno de sus pilares de seguridad: uno de los padres. Así, ante la separación de los mismos, los hijos, especialmente los menores de seis años, pueden sentir una gran conmoción que trae consigo la angustia, tristeza y dolor propio de una separación, pudiendo despertar en ellos el miedo a ser completamente abandonados. Lo importante es qué, cómo y cuándo los padres van a afrontarlo con sus hijos, de tal manera que sus miedos se transformen en seguridades a futuro.     

Reconocer que la separación es un proceso complejo, es un primer paso; aceptar que es difícil también pues empieza desde mucho antes de que los padres decidan decírselo a los hijos o uno de los cónyuges se marche de la casa. Involucra muchos aspectos a nivel emocional, cognitivo y conductual que hay que abordarlo de manera oportuna y óptima, pensando en cada uno de los miembros de la familia.

Lo primero que se debe tener en consideración es que nuestro objetivo es la felicidad de nuestros hijos, por lo que debemos tener siempre presente una frase ya conocida: “los padres nos divorciamos, uno del otro, pero nunca de nuestros hijos”. Ello es muy cierto, debe guiar el horizonte de los padres al llevar a cabo la separación pues se fundamenta el amor incondicional hacia los hijos.

Todo cambio es difícil pero tanto los padres como los hijos pueden adaptarse y se adaptarán a este cambio. Algunas consideraciones importantes son:

- Mantener la comunicación permanente y continua con sus hijos, preguntándoles por sus actividades diarias, amistades, emociones, gustos y preferencias. Que sus hijos sepan que están abiertos a escucharlos y a participar de sus vidas.

- No involucrarlos dentro del conflicto. Es responsabilidad de los padres impedirles que sean cómplices o jueces y jamás utilizarlos como medida de presión o buscar predisponerlos de manera negativa hacia el otro progenitor. El niño o adolescente nunca debe estar en la posición de tener que elegir a uno de los padres porque podría acarrear grandes conflictos a nivel emocional.

- Evitar que los niños se sientan responsables por lo ocurrido, pensamiento muy común, aún cuando no lo expresen abiertamente. Esta falsa idea puede provocar que los hijos intenten asumir una responsabilidad que no les corresponde y busquen formas de mantener juntos a sus padres.

- Transmitirles confianza en la expresión de sus sentimientos de afecto hacia la otra figura parental. Muchos hijos sufren porque se sienten traicionando al otro padre si es que muestran, por ejemplo, lo bien que la pasan cuando están con el papá o mamá.

- No caer en la sobreprotección del hijo por pena. Es importante que el niño tome conciencia que si bien la familia se ha modificado, él sigue siendo responsable de las actividades que le corresponden según su edad y como miembro de la familia.

- Liberarlos de la carga de sentir que deben proteger o velar por el estado emocional de alguno de los padres, especialmente cuando aquellos se encuentran solos. Frente a eso, es recomendable enviar siempre mensajes positivos a nuestros hijos, que todo va mejorar y que mientras ellos estén bien, la familia va a estar bien.

Es importante considerar que todo proceso, tiene momentos buenos y malos, avances y retrocesos, que mientras podamos manejarlos con paciencia, comprensión, respeto mutuo y mucha comunicación, nuestros hijos podrán expresar y canalizar sus emociones de manera oportuna y asertiva, logrando construir bases y redes que los ayuden a entender y a aceptar la nueva dinámica familiar. 

Compartir información