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Seis consejos para manejar la impulsividad en niños con TDAH

Fecha: 11 JULIO 2019

Criar a un niño impulsivo debido a su diagnóstico de TDAH puede representar una serie de desafíos. La buena noticia es que existen estrategias y herramientas que pueden hacer una gran diferencia en la vida diaria de su hijo

Autor: Camila Uranga, Psicóloga del Colegio Antares - CPAL

El  Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se caracteriza por una triada de síntomas: impulsividad, hiperactividad, y déficit de atención, que varían de una persona a otra y en intensidad. Cada uno de los tres síntomas tiene sus consecuencias y es importante desarrollar estrategias que permitan el control de estos síntomas y la disminución de sus consecuencias. La impulsividad, va a repercutir en el quehacer diario del niño, en su toma de decisiones y en sus relaciones sociales.

Por ende, la impulsividad seria la tendencia o predisposición de algunas personas, a actuar de forma rápida, sin reflexión, provocando respuestas inesperadas y, en muchas ocasiones, desmesuradas. Los niños con TDAH suelen presentar la impulsividad como un rasgo que caracteriza su manera de actuar y responder ante determinadas situaciones externas e internas.

La impulsividad es una dificultad para controlar su estado de activación, teniendo que dar una respuesta rápida, sin tiempo para la reflexión sobre las consecuencias de sus actos. Es decir es una dificultad para el autocontrol y autorregular la conducta, no es que el niño no quiera controlarse, es que tiene importantes dificultades para hacerlo.

Los padres pueden y deben tener estrategias que ayuden y faciliten que su hijo aprenda a regularse y auto controlarse. Por ello, se presentaran seis consejos para manejar la impulsividad en niños con TDAH:

1. Definir las normas y límites de manera clara y concisa. Los mensajes que se proporcione a los niños deben ser concretos y sencillos, por ende, es importante transmitir las expectativas en un lenguaje que el niño pueda entender. Los adultos piensan de manera más abstracta y el niño de manera más concreta, por ejemplo: se les dice “pórtate bien” en lugar de “no tires la comida al suelo” la cual es una norma más explícita. Asimismo, ser consecuente con las sanciones que anteriormente se haya establecido y acordado.

2. Favorece la reflexión. Se debe otorgar un espacio o tiempo determinado para que el niño pueda recapacitar sobre su actitud o actuación. Luego de ello, hacerle preguntas sobre lo que reflexionó en aquel espacio y escuchar de manera activa a tu hijo.

3. Reforzar los logros. Es importante gratificar a los niños cuando estos han hecho algo positivo y han seguido las normas establecidas. Una forma de gratificar sería ofrecerle felicitaciones, gestos de aprobación y cariño, como puede ser la sonrisa, una caricia o un abrazo. Asimismo, también se podría implementar un sistema de economía de fichas que puede ayudar en el refuerzo. Consiste en el registro de las conductas positivas del niño en un calendario. Cada conducta positiva conlleva una señal, y cuando se sobrepasa un determinado número de señales se le entrega un premio. El tipo de premio y el número de señales necesarias para su obtención deben ser pactados previamente.

4. Enseñarle técnicas de relajación y respiración. Las técnicas de relajación y respiración son un buen método para ayudar al niño a controlar sus impulsos debido a que tienen como objetivo principal enseñar a la persona a controlar su propio nivel de activación.

5. Mantén la calma cuando tu hijo muestre alguna actitud de impulsividad. Es importante mantener una actitud serena/ tranquila, sin perder la autoridad y el rol que nos corresponde como padres. Tener en cuenta que: la ira genera ira, la violencia provoca agresión, la calma invita a serenarse.

6. Realiza una mayor supervisión de su conducta y manera de actuar. Estos niños precisan de mucha supervisión. Continuamente hay que estar recordándoles cómo deben comportarse ante las situaciones en las que pierden el control o actúan por impulsos. Es importante que los padres estén informados de cómo se comportan en el colegio para poder corregir su conducta dentro y fuera de casa.

Estos son algunos consejos que se pueden poner en práctica para ayudar al niño a reducir el impacto negativo de la impulsividad. Asimismo, facilitarán que haya una mayor comprensión, una relación de apoyo y colaboración entre los adultos y los hijos.

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