La necesaria medida de guardar cuarentena ha generado entre muchas cosas que la convivencia entre los padres e hijos se vuelva más estrecha, compartiendo el mismo espacio durante más tiempo. Si bien muchos padres han continuado labores desde casa y algunos colegios vienen propiciando el aprendizaje a través de medios virtuales, todavía un gran grupo de adolescentes opta por enfrascarse en el uso de redes y videojuegos ante las expectativas que sus padres tienen con respecto al buen empleo del tiempo en esta coyuntura que nos toca vivir.
Entonces surge la interrogante ¿si mi hijo ya cumplió con sus tareas virtuales qué más puede hacer?
En ese sentido hay algunos aspectos a considerar y por ende acciones que pueden plantear los padres con la finalidad de ir lográndolos en este tiempo.
Cultivando la reciprocidad
Una relación interpersonal sana conlleva siempre a llevarla de forma recíproca. Es decir dar y recibir considerando en todo momento al otro y sabiendo que existen límites que no puedo pasar. Lo contrario a una relación recíproca sería una relación egocéntrica donde una de las partes hace prevalecer solamente sus intereses y derechos. Entonces por sentido común la respuesta cae por sí sola. ¿Queremos cultivar el sentido de reciprocidad en nuestros hijos para que ellos puedan desarrollarlo en sus vinculaciones personales?
Si la respuesta es afirmativa la siguiente pregunta que nos deberíamos hacer es ¿y qué estamos haciendo en ese sentido?, ¿cómo podemos cultivarla para que sea parte del desarrollo de su personalidad?
La convivencia nos permite practicar muchas acciones de acuerdo con la logística de cada familia para desarrollar la reciprocidad. He aquí algunas ideas:
Funciones Ejecutivas a la orden del día
No solo a través del cumplimiento de responsabilidades fomentamos la reciprocidad sino también el desarrollo de habilidades ejecutivas de planificación, organización y sostenimiento de la tarea que se viene realizando hasta terminarla, desarrollando además la autonomía, responsabilidad y sentido de pertenencia.
Mantenerse activo
En estos momentos donde hay incertidumbre, mantener la mente ocupada en la ejecución de tareas es muy importante.
Hay que entender que la mente ocupada no es lo mismo que la mente distraída. Cuando vemos que los adolescentes pasan una buena parte de su tiempo empleando aparatos electrónicos posiblemente estén distrayéndose lo cual no requiere mayor uso de recursos cognitivos ni físicos. Solo están pasando el tiempo, sin generar algún cambio significativo en ellos mismos ni un aporte a través de sus acciones.
Claro está que en momentos de tensión, la distracción es una de las estrategias que se utilizan para atenuar la preocupación. Sin embargo, hay que ser conscientes que cuando se abusa de ella, puede consolidarse como un hábito.
La mente ocupada requiere un mayor nivel de procesamiento mental y o físico así como un sentido mejor construido para el fin al cual nos dirigimos. Con esto no estamos minimizando la importancia de la distracción sino que alentamos a que las acciones que se sugieran en casa guarden un equilibrio entre la ocupación y la distracción, el cual no siempre va a venir como sugerencia de los adolescentes siendo los padres los que deben tomar la iniciativa de las acciones a seguir de acuerdo con la dinámica de cada familia.