La gamificación puede desarrollar el potencial de cada alumno fomentando al máximo sus habilidades a través de la experimentación y el juego en entornos digitales.
Este recurso educativo, innovador, crea diversas situaciones a partir de las cuales se generan entornos motivadores para el logro de aprendizajes significativos.
“Jugando se aprende mejor” es una frase que hemos escuchado con frecuencia en tanto el juego, como metodología de aprendizaje, logra captar y mantener la atención, motivación e interés de los alumnos, logrando que aprendan mientras se divierten. Jugamos para conseguir habilidades básicas, integrarnos socialmente y para adaptarnos a diferentes contextos. Los tiempos han cambiado y actualmente los intereses lúdicos de los jóvenes están relacionados a las nuevas tecnologías. El campo educativo no puede ser ajeno a estos nuevos contextos y, más bien, aprovecha su potencial para fomentar al máximo las habilidades de los alumnos a través de la experimentación y el juego en entornos digitales. Hablamos entonces de Gamificación, término que ha adquirido una enorme popularidad en los últimos años.
Esta técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo, por su carácter lúdico, facilita la interiorización de conocimientos en los alumnos de una forma más divertida, generando una experiencia positiva en ellos. A su vez, se considera que es una gran oportunidad para trabajar aspectos como la motivación, el esfuerzo, el trabajo cooperativo, toma de decisiones, solución de problemas, entre otros; de este modo, es más fácil alcanzar aprendizajes más significativos y funcionales. Así, la gamificación es una herramienta pedagógica que permite aprender y organizar el aula a través de las reglas de un juego con el objetivo de implicar a los alumnos y ofrecerles una forma nueva y diferente de aprendizaje.
Algunos beneficios de la gamificación son:
1. Aumenta la motivación por el aprendizaje: Estas herramientas innovadoras aumentan la predisposición del alumno para aprender y no generan rechazo por ser juegos.
2. Fomenta adquirir conocimientos complejos: Si el interés es alto de los alumnos, su disposición para comprender conceptos complejos es mayor y, en consecuencia, el que puedan asimilarlos y apropiarse de los mismos.
3. Favorece la atención: Si los alumnos están motivados y perciben las tareas como retos que, además les gustan, entonces pondrán mayores esfuerzos para controlar su atención, focalizándose lo cual permite una mejor adquisición de conceptos, favoreciendo su propio aprendizaje.
4. Estimula el trabajo cooperativo: Las herramientas de gamificación requieren que se utilicen en grupo, por tanto, los alumnos deberán aprender a comunicarse y trabajar de forma conjunta, en equipo, para conseguir un mismo objetivo. Asimismo, le permite tener un rol dentro del grupo, asumirlo y tomar decisiones cuando sea conveniente.
5. Mejora el uso de estrategias para la resolución de problemas: Los juegos plantean retos que los alumnos deberán pensar para resolverlos. Puede ser desde una adivinanza, acertijo matemático o herramientas de física pero, en todos ellos, se requiere de un pensamiento lógico y deductivo así como el ensayo – error.
En la gamificación, aplicado en las aulas, el jugador va superando niveles y, en términos de aprendizaje, se va complejizando. Esto puede ser, por ejemplo, la asimilación de conceptos más abstractos o de problemas más difíciles de resolver. Los niveles no tienen límites y puede utilizarse desde el nivel inicial hasta el secundario, haciendo las asignaturas más entretenidas y novedosas.
Como padres, no podemos ser ajenos a los aportes de las nuevas tecnologías a la educación. La Gamificación es una de ellas, informándonos y conociendo más al respecto podemos apoyar a nuestros hijos en su aprendizaje.