Recuperar la audición, hace muchos años, era algo impensado. El avance tecnológico y la educación especializada han logrado que aquello que antes parecía un sueño se haga realidad

Por Jeffrey Dávila Bueno
CPAL – Centro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje

Hoy 25 de febrero se celebra el Día del implante coclear, una fecha para recordar la primera operación realizada en 1957 por los doctores franceses Djourno y Eyrès. Este dispositivo electrónico de alta tecnología sustituye la función natural del oído y permite que dichas personas logren percibir los sonidos.

“El implante coclear se compone de dos partes, una interna, que se coloca mediante una cirugía, se encarga de estimular directamente las células del nervio auditivo y una externa, que se activa al mes de la cirugía, permite la recepción de los sonidos y los transmite hacia el componente implantado”, asegura Maria Paula Brandon, Audióloga del Centro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje (CPAL).

Según la audióloga, los requisitos para ser considerado candidato a implante coclear dependen de varios factores: presentar pérdida auditiva neurosensorial de severa a profunda o profunda bilateral, evidenciar una pobre comprensión del lenguaje oral con el uso los audífonos, tener como mínimo un año de edad, poseer integridad de la cóclea y del nervio auditivo, y que el paciente y la familia tengan expectativas reales de lo que se puede lograr con la implantación, teniendo en cuenta las características personales del paciente, la edad de implantación, las habilidades propias del paciente, entre otras.

En Perú

A nivel nacional, los implantes cocleares se adquieren a través del seguro social de salud ESSALUD, el Seguro integral de salud SIS, de forma particular y a través de donaciones de diferentes instituciones.

En cuanto a rehabilitación auditiva, el Colegio Fernando Wiese Eslava es la única alternativa educativa a nivel nacional. A través de una metodología auditivo-oral y la utilización de amplificadores auditivos (implante coclear y/o audífonos) se le enseña a los niños sordos a aprender a escuchar y así desarrollar el lenguaje oral. Este tipo de metodología es muy costosa. Más del 80% de sus alumnos provienen de familias de escasos recursos y en muchos casos con niveles de pobreza extrema. Actualmente el colegio realiza actividades sociales para subvencionarse.