Definitivamente, el autismo no es cuestión de deficiencias y discapacidades, es más bien, cuestión de entendimiento, apoyos y oportunidades. Pues, si bien, podría ser un trastorno clínicamente complejo, no cabe duda de que con un contexto facilitador las personas con autismo pueden alcanzar una vida plena.
Por tanto, la intervención centrada en las personas y en las familias, junto a sistemas educativos adecuados y la disponibilidad de servicios comunitarios de calidad, pueden mejorar la vida de las personas con autismo y la de sus familias.