Cuando me enteré que mi hijo era sordo me pregunté: ¿Para qué hablarle si no me va a escuchar?. Indagué sobre el tema hasta descubrir lo importante que era hacer esto en todo momento, independientemente de la pérdida auditiva que presente, posteriormente llegué a una terapeuta que me explicó lo siguiente:
1.- A pesar que el niño presente un grado de pérdida profunda aún conserva restos auditivos, los que pueden ser estimulados y amplificados con audífonos apropiadamente seleccionados, es decir estimular la vía cerebral auditiva, le permitirá recibir información importante en sus primeros años, lo que sentaría la base para su aprendizaje.
2.- El aprendizaje de estos primeros años de la vida suceden a una gran velocidad, a un ritmo increíble, estará siempre en función de las experiencias a las que el niño tenga oportunidad de acceder. Por lo tanto, el ambiente será determinante para la estimulación del bebé, creando en él, el hábito auditivo (disposición para oír).
3.- Antes de desarrollar el lenguaje oral no debo perder la comunicación con mi hijo (mirada, gestos y sonrisas con intención, señalar para pedir para mostrar, para compartir.
4.- El oído es un sentido que se usa las 24 horas del día, aún cuando duerme recibe información, por lo tanto, una vez iniciado el uso de prótesis auditivas es recomendable su utilización la mayor parte del día; es decir, a mayor uso – mayor estimulación.
A partir de ese momento empecé a hablar y comunicarme de manera espontánea y natural con mi hijo.
Desde la experiencia que viví con mi hijo puedo decir que trabajar esto desde edades tempranas hizo que él desarrollará de manera más eficiente las habilidades posteriores.
“Hable con su hijo (a), juegue con su hijo (a), cántele a su hijo a), pero sobre todo asegúrese que se esté divirtiendo”