Las patologías conductivas son aquellas que impiden o alteran la conducción del sonido a través del oído externo y/o medio, impidiendo que este sea captado por el oído interno a niveles de normalidad. Esta condición usualmente es temporal. Además de afectar la captación y nitidez del lenguaje, también altera nuestras habilidades para localizar sonidos, tener una referencia de la distancia a la que nos hablan y comprender cuando existe ruido de fondo o frente a un grupo de personas.
A continuación, presentamos algunos de los ejemplos más comunes que se presentan tanto en niños como en adultos y que deben ser atendidos con prontitud.
A nivel de OÍDO EXTERNO podemos encontrar ausencia o tamaño reducido del pabellón auricular o canal auditivo, así como erupciones, irritaciones, inflamaciones o presencia de cuerpos extraños; incluso pequeñas tumoraciones en la oreja, frecuente en adultos mayores.
También es común encontrar, en el caso de nadadores, la presencia del canal auditivo más estrecho, similar a un cono. Esta condición se presenta por el crecimiento del hueso de las paredes del canal, como protección ante los cambios de presión, producto del contacto constante con el agua; lo cual con el paso del tiempo generaría disminución auditiva conductiva permanente.
Por otro lado, es importante recordar que el uso de hisopos o bastoncillos de algodón solo se debe realizar para la limpieza de la oreja y no se debe introducir en el canal auditivo; ya que irrita la delicada piel del canal e incrementa su obstrucción con el cerumen; provocando la presencia de tapones, que en el caso de generarse, deben ser retirados inmediatamente por un especialista.
En el caso de las afecciones de OÍDO MEDIO, encontramos una alta presencia de inflamaciones o infecciones (otitis), principalmente en los niños menores de 5 años; por lo tanto, es importante realizar controles periódicos en este rango de edad, especialmente si presentan dificultades de vías respiratorias, resfríos o gripes constantes para descartar cualquier dificultad.
Además, se pueden encontrar tumoraciones benignas en el oído medio (colesteatomas), usualmente unilaterales y calcificaciones de la cadena de huesecillos (otoesclerosis), generalmente más común en mujeres que en varones adultos, las cuales alteran la transmisión del sonido y limitan la calidad del mensaje escuchado.
Existen algunos defectos genéticos o congénitos que generalmente suelen asociarse a dificultades auditivas conductivas. Por ejemplo, encontramos el Síndrome de Down, el Síndrome de Treacher Collins o la presencia de labio leporino y paladar fisurado, que más allá de las alteraciones estructurales que manifiestan, también generan limitaciones auditivas que deben ser evaluadas y compensadas de manera oportuna.
Para prevenir las consecuencias en los niveles de lenguaje, aprendizaje y habilidades sociales, deben realizarse evaluaciones audiológicas que verifiquen los rangos de audición normal (despistaje auditivo) o nos brinden datos de los niveles de alteración auditiva (potenciales
evocados o audiometría tonal) y nos permitan guiarlos en alternativas de compensación de escucha y optimizar la percepción del lenguaje hablado.
En la mayoría de los casos, las patologías conductivas se remedian con tratamientos médicos; en caso, sean pérdidas auditivas temporales, existen una variedad de opciones; desde auxiliares auditivos como audífonos convencionales o vibradores óseos hasta los modernos implantes de conducción ósea u osteointegrados. La elección de las prótesis dependerá de cada persona, su edad y las características de su caso.
El Centro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje (CPAL) con el objetivo de llevar la mejor atención a más personas, inaugurará muy pronto su nueva sede en el distrito de Magdalena del Mar, en la que se brindaran los servicios de diagnóstico y tratamiento en las áreas de audición, lenguaje, habla, voz y aprendizaje en niños, adolescentes y adultos.